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jueves, 5 de enero de 2012

Contada erótica en Torresandino

Próxima contada... se está organizando una cená temática en el Restaurante Los Nogales de Torresandino en Burgos y yo me iré a amenizar la velada, con mi espectáculo de cuentos eróticos, así que aprovecha si vives por allí o hazte un viajecito... será un placer verte.


miércoles, 27 de enero de 2010

Tensión a las 17h de la tarde.

Esta es la última modificación que he echo del relato títulado "Deseo" y que a lo mejor aparece publicado próximanente, espero vuestras opiniones. mil gracias
Tensión a las 17h de la tarde.
Aquella tarde estaba sola en casa. No ibamos a vernos. Había mucho que estudiar, pero esta vez decidimos que lo ibamos a hacer por separado, ese fin de semana no nos veríamos, realmente no sé quién lo pensó, quién de las dos tomó la decisión ni porque pero desde luego para mí fue lo mejor, que podía pasar porque ya no sabía como enfrentarme a esa situación. Últimamente, cada vez pasábamos más tiempo cerca, existía tanta tensión en el ambiente que nunca sabía como iban a acabar nuestros encuentros, nunca me atreví a hablarlo cara a cara, me sentía como enganchada a aquellos encuentros. Me bloqueaba delante de ella, su actitud era demasiado desafiante todo el tiempo y yo me ponía cada vez más tensa, sin saber que hacer ni como reaccionar, sin entender que hacía y porque lo hacía.

Cada tarde desde hacía varios meses, sucedía lo mismo, salíamos de la universidad, ibamos a mi casa o a la suya, sacabamos libros y apuntes para estudiar, pero las palabras y los gestos se enredaban, la tensión crecía y crecía.

Por más que intentaba evitar esta situación, me sentía incapaz de hacerlo, a pesar de las dudas y los temores, inconscientemente pasaba el día esperando ansiosa las 17h de la tarde, instante en que nuestras miradas se cruzaban en el pasillo y comenzaba nuestra tormentosa tarde, en su casa o en la mía, siempre igual sin entender el porque. Era incapaz de enfrentarme a aquella situación, de pedirle explicaciones y parar lo que estaba pasando, me sentía envuelta en un maremagnum de emociones que se desataban en mi interior, como una lucha interna, un querer y no poder.

Nunca nos enfrentamos hasta ese preciso instante.
Aquella tarde, en que estaba sola, me sentía terriblemente aburrida, pasaba las hojas del libro, una a una, sin poder centrarme en lo que debía estudiar, en ese momento mi móvil emitió una risa, señal de que había llegado un mensaje, me lancé a buscarlo dentro del bolso, había tantas cosas que era difícil encontrar nada, así que tiré todo el contenido del bolso encima de la cama hasta que lo encontré y pude leer el mensaje: “Espero sorprenderte echando de menos mi cercanía a tu cuerpo esta tarde”, no había terminado de leerlo, cuando recibí otro aún más extraño para mí, lo que me puso aún más tensa. Decía así: “quiero sentir tus labios sobre los míos, penetrar mi lengua en tu sabrosa boca. El juego puedes elegirlo tu, cara a cara, pero yo no puedo resistirme más a tu cuerpo".

No entendía nada pero las emociones se agolpaban en mi cabeza y en mi cuerpo, las dudas y temores volvían a aparecer, la tensión inicial se desataba y estaba a punto de estallar. Pero no podía ser de ella, se habría equivocado de teléfono y llamaba a su novio, que se le había pasado por la cabeza. Todas las tardes eran insoportables así que no entendía que significaban aquellos mensajes, yo nunca habría pensado que una chica le dijera eso a otra, menos ella a mí, estaba claro seguro que se había equivocado de persona, pero no diría nada, evitaría el mal trago de hablarlo, que las cosas se pusieran peor y ya no volviéramos a quedar a las 17h todos los días, en el fondo, me gustaban aquellas tardes de compañía y estudio.

Mientras releía los mensajes, dubitativa, nerviosa, tensa... sonó el timbre de la puerta, me sorprendí al ruborizarme cuando descubrí sus inquietantes ojos marinos a través de la mirilla, al abrir la puerta, mi cuerpo se estremeció, tensando mis músculos aún más al sentir su aliento cerca de mí, entró cerrando la puerta tras de sí y sin darme tiempo a reaccionar, comenzó a besarme suavemente, primero en la mejilla, después acercándose despacio a la comisura de mis labios fue acariciándolos con su lengua, para terminar besándome apasionadamente.

Pensé en todo lo que tenía que estudiar un breve segundo, en lo extraña que me resultaba aquella situación desconocida, pero la tensión empezó a desvanecerse, mi cuerpo se relajo entre sus brazos y perdí el control de mi persona dejando fluir la situación, aprovechando que no había nadie en casa me dejé guiar por sus manos.

Subimos las escaleras hasta mi habitación, deslizando nuestros labios por los recovecos al descubierto de nuestra piel. Nuestras manos inquietas, tocaban melodías en el piano de nuestros cuerpos. Acompasando a la subida de las escaleras, nuestras respiraciones.

Me empujó contra la pared, acercó su cuerpo al mío, acoplándose las líneas curvas, como si ese fuese su estado natural; comenzó a desabrochar los botones de mi camisa y aquella sensación, producía un hormigueo en mi cuerpo como si mil abejas se posaran sobre mi cuerpo, provocándome cosquillas y un ligero miedo a ser mordida. La tensión iba y venía.

Mis manos se enredaban en su pelo, mientras su lengua buscaba en mi boca secretos lugares ocultos por descubrir, sentía las yemas de sus dedos deslizándose suavemente por la curva de mi cintura y mi mano dibujo el surco de sus pechos, para acabar buscando los botones de su pantalón.

Deslizó la camisa que cubría mi cuerpo lentamente hasta el suelo, su mano huidiza hurgaba en mi sujetador, enredando una y otra vez, aproveche ese instante descuidado para dejarnos caer sobre la cama y con un movimiento insinuante deje caer la prenda al suelo, al tiempo que mi cuerpo caía delicadamente sobre el suyo para seguir abrazadándonos, descubriéndonos.

La tensión que existía entre nosotras se había desatado en un volcán de pasión, nos había desbordado casi sin darnos cuenta o quizás de forma planeada, premeditada por ella, pero no me importaba yo me sentía presa de una pasión sin límites, de una emoción que jamás había experimentado y que me hacía muy feliz, en ese instante comprendí que era lo que siempre había deseado, no quería ponerle nombres ni etiquetas a lo que estaba pasando sólo quería dormir abrazada a esa maravillosa mujer. Aquel encuentro fue como una caricia eterna, que desee que no terminara nunca.

viernes, 23 de octubre de 2009

Cada mañana

Para ser contado: es una de las historias que cuento en los espectáculos, es un gran éxito, a todo el mundo le gusta y a mi me hace mucha ilusión

Cada mañana me levanto sudorosa, excitada y húmeda siempre pensando en lo mismo, en él, porque entre la penumbra del sueño y aunque me haya levantado sola se que está cerca y que pronto aparecerá, como las últimas mañanas. No puedo dejar de pensar en su aroma, su dulce sabor granulado... no lo puedo resistir, deseo ese momento de mi placer, mi momento, junto a él.

Me levanto y como siempre me voy al baño a lavarme la cara entre otras cosas y mientras restriego mis manos una contra otra embadurnadas de jabón vuelve a aparecer en mi mente como si estuviera ahí embarrando mis manos húmedas, me seco con la toalla mojadita como yo.

Reíros, pero esto a veces es un poco extraño, y además si vives sola bien, pero cuando en tu casa hay más gente, encima tienes que disimular y esta excitación es aún más fuerte por eso de lo prohibido ¿no?.

Después me dirijo a mi cocina, abro la nevera para coger un tetra brik de leche cojo una taza de la alacena, pero no cualquiera cojo la taza de Piolín que me regaló mi tía que me encanta porque soy como un a niña pequeña, lleno lentamente la taza de leche, mientras llega el momento le calentaré un poco de leche, y en ese momento en que abro el microondas(porque aunque me gusta más calentar al fuego, pero no sé quizás por eso de las prisas, la comodidad, yo que sé que utilizo el micro)empieza un minuto de suplicio porque a ver como es muy poco tiempo no puedes hacer nada más y te quedas embobada allí delante y entonces se convierte en un minuto horrible lleno de sufrimiento porque sólo te queda esperar y que haces con un minuto de tu vida libre PENSAR, vuelve a aparecer, sabes que cada vez estás más cerca de él, y todo se te revuelve en la tripa, los pies parece que no pisan el suelo porque tu cabeza está en las nubes jugando con la excitaciones, se te humedecen los labios, te sientes mareada...y de repente...ding...suena el microondas y sacas la taza para dejarla en la mesa, ahora empieza todo, vas al armario abres un cajón y sacas una cucharilla de café, pero una mañana cualquiera decidí cambiarla el nombre porque no tomo café a partir de este instante siempre será mi cucharilla de cola-cao, abro la puerta del armario y saco mi bote de cola-cao, me siento y comienza mi momento de placer por las mañanas.

Abro el bote, meto lentamente la cucharilla de cola-cao en esa montaña de polvo marrón, la saco llena a rebosar(porque las cosas tienen que ser consistentes ¿no?, a mí no me basta con las medias tintas) para añadírsela a la leche pero no me basta vuelvo a introducirla una vez más, tres, hasta cuatro veces y aún una vez más meto la cucharilla pero al sacarla me la meto directamente a la boca para sentir su aroma más cerca y su tacto granulado entre mis dientes y mi lengua, así sin protección, a pelo.

Al momento de este clímax, meto la cucharilla en el cola-cao humeante ardiente y lo remuevo despacito, saboreando el instante, lo acerco a mi nariz y al respirar su aroma inconfundible me hace estornudar.

Y llega el momento más íntimo de contacto, la fusión de nuestros líquidos, entre mis manos la taza es el trofeo del placer caliente y nos mezclamos en un éxtasis .

Así mañana tras mañana desde hace unos meses, desde el momento que le descubrí ya no soy la misma,es el mejor polvo que he tenido en mi vida.

27 Octubre 2002

sábado, 19 de septiembre de 2009

DESEO

Rebuscando este el cuento que tengo más antiguo, sé que he escrito anteriormente varios más pero aún no los he encontrado. Curiosamente es un relato erótico, se me veía venir en mis comienzos literarios jejeje porque muchas de mis contadas actuales tienen ese cariz sensual.

DESEO (29-01-2000)

Aquella tarde me quedé sola en casa . Teníamos mucho que estudiar, pero decidimos hacerlo por separado y no vernos ese fin de semana. Últimamente cada vez pasábamos más tiempo cerca y existía tanta tensión en el ambiente que nunca sabíamos como iban a acabar nuestros encuentros, ni nunca nos atrevimos a hablarlo cara a cara.

Cada tarde desde hacía varios meses, sucedía lo mismo, salíamos de la universidad, ibamos a mi casa o a la suya, sacabamos libros y apuntes para estudiar, pero las palabras y los gestos se enredan, la tensión crecía y crecía; por más que intentaba evitar esta situación, me sentía incapaz de hacerlo, a pesar de las dudas y los temores, pasaba el día esperando ansiosa las 18h de la tarde, instante en que nuestras miradas se cruzaban en el pasillo y comenzaba nuestra tormentosa tarde, en su casa o en la mía, siempre con la misma tensión. Era incapaz de enfrentarme a aquella situación, de pedirle explicaciones y parar lo que estaba pasando, me sentía envuelta en un maremagnum de emociones que se desataban en mi interior, como una lucha interna, un querer y no poder.

Nunca nos enfrentamos hasta ese momento.

Aquella tarde, sola, aburrida, pasaba las hojas del libro, cuando en mi móvil sonó un mensaje: “Deseo que me sorprendas y sentir tus labios sobre los míos para así penetrasr mi lengua en tu sabrosa boca” y no habiendo acabado de leerlo, me llegó otro aún más excitante “El juego puedes elegirlo tu, cara a cara, pero yo no puedo resistirme más a tu cuerpo", no entendía nada pero las emociones se agolpaban en mi cabeza y en mi cuerpo, las dudas y temores volvían a aparecer, la tensión inicial se desataba y estaba a punto d estallar.

Mientras leía los mensajes alguien llamó a la puerta, me sorprendí al descubrir sus ojos claros a tráves de la mirilla, más aún al sentir su aliento cerca de mí, cuando entrando cerró la puerta tras de sí y comenzó a besarme apasionadamente.

Pensé en todo lo que tenía que estudiar un breve segundo, pero aprovechando que no había nadie en casa y en aquel estado de excitación, me dejé guiar por sus manos.

Subimos las escaleras hasta mi habitación, cada vez con más sed de placer y besándonos hasta no poder más.

Me empujo contra la pared, acercando su cuerpo al mío, acoplándose nuestras curvas y líneas, como si siempre hubieran estado así; poco a poco fue desabrochando uno a uno los botones de mi camisa.

Mis manos se enredaban en su pelo mientras su lengua buscaba en mi boca rincones ocultos por descubrir, su mano se deslizó suavemente por mi cintura y mi mano dibujo el surco de sus pechos para acabar buscando los botones de su pantalón.

Me quitó la camisa lentamente, deslizándola hasta el suelo y su mano se escapó hasta desabrochar mi sujetador, enredando una y otra vez, torpemente, no me lo podía quitar, aproveche ese instante descuidado para dejarnos caer sobre la cama y con un movimiento insinuante deje caer la prenda al suelo, al tiempo que mi cuerpo caía delicadamente sobre el suyo para seguir abrazadándonos.

Aquella tarde la pasión pudo con nosotras, desbordando un manantial de placer, hasta entonces escondido, oculto a nosotras mismas, estallando nuestros sentidos en cotas jamás alcanzadas y en paraisos no paseados. Nos habíamos unido realmente sin pensarlo ni buscarlo de forma premeditada.